lunes, 19 de octubre de 2009

Los hijos de la guerra

MUNDO


Los hijos de la guerra

Un alto índice de bebés nacen con malformaciones en la franja de Gaza después de la última ofensiva de Israel

19.10.09 - LAURA L. CARO
CORRESPONSAL. JERUSALÉN


El doctor Nafis Abú Shalam dice que no ha visto nada igual en su vida. En la pantalla del móvil enseña la fotografía insoportable de un varón nacido en Gaza el 31 de mayo con terribles malformaciones en la cabeza. No tiene ojos. Tampoco una parte de la bóveda craneal. La desfiguración de nariz y boca es espantosa. La madre cumplía el tercer y crítico mes de embarazo cuando en su ciudad del norte de la Franja, Israel descargó en enero los bombardeos más intensos de la operación 'Plomo sólido'.

En los tres últimos meses, en el hospital Shifa de Gaza han llegado a juntarse hasta cinco neonatos con anomalías similares, anencefalias muy extrañas, que algunos llaman el mal de los «fetos descerebrados». Una cifra preocupante para una población de poco más de 1,5 millones de habitantes. «He visto muchas malformaciones, pero no como ésas», indica el doctor Abú Shalam. Cree estar ante los hijos malditos de la guerra. «Estoy absolutamente seguro de que esto es resultado de algún tipo de armas que Israel ha utilizado aquí, el fósforo blanco, el uranio empobrecido... y otras armas tóxicas o radioactivas que no sabemos exactamente cuales son...», explica. Y entonces cita Chernobil.

Entre el 27 de diciembre y el 18 de enero pasados, Israel lanzó sobre la Franja una ofensiva que causó 1.400 muertos, en la que siempre ha negado tajantemente que empleara armas prohibidas.

La voz de alarma sobre el supuesto fenómeno de malformaciones ha partido del Ministerio de Salud del depuesto Gobierno de Gaza, controlado por Hamás. En su despacho, el viceministro y médico internista Hassan Khalaf da cuenta de sus datos, en los que figuran además referencias a niños nacidos sin labios, con espina bífida o numerosas cardiopatías.

«Hay un incremento de malformaciones congénitas de un 40%», dice el viceministro. «No tenemos estudios completos, pero sí observaciones estadísticas que comparan el período de julio a septiembre de 2008 con el de 2009, donde había nueve casos de una determinada anomalía. Ahora tenemos quince». Y añade: «¿Qué ha pasado de nuevo en Gaza de entonces a ahora? El único cambio ha sido la ofensiva criminal israelí. ¿Cómo podemos demostrar que hay un vínculo de causa y efecto? Es difícil, pero yo no necesito probarlo. Eso ya se hizo en Hiroshima y Nagasaki». Para los facultativos, esa verificación científica sí es determinante y, conscientes de que en la Franja «no hay tecnología, ni instrumental, ni expertos cualificados» para alcanzar resultados fiables, optan por una mayor prudencia.

Es la postura del jefe de Neurocirujía del Shifa, Usama Aklouk, que recuerda que las malformaciones «son numerosas en este área», y sugiere que «si hay algún tipo de causa tóxica» detrás de los últimos casos «es temprano para llegar a conclusiones». No obstante, se muestra pesimista: «Esta zona -dice- ha sido expuesta a factores teratógenos, que producen deformidades en el embrión y estimulan la evolución de tumores, y seguramente veremos efectos en generaciones futuras». E insiste en que la única salida es conseguir «ayuda de fuera» para investigar qué está pasando.

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