Déjame ver tu rostro
Déjame ver tu rostro para que olvide mi vida.
Dí al viento que se lleve todo cuánto coseché.
¿Quién puede respirar tu cabellera?
¡Olvida, olvida, enfermo y viejo corazón!
Prométeme que el día de mi muerte
me verás, un solo instante, y marcharé
serenamente hacia mi tumba.
Que todo me deje y olvide.
Pálido, mi rostro oculto en tu puerta.
Piensa, ¡Ibn Tanus! en su dulzura…
y no digas más.
domingo, 18 de octubre de 2009
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